Diferencia entre Orgasmo Vaginal y Clitoridiano

 
Diferencia entre Orgasmo Vaginal y Clitoridiano

EL ORGASMO FEMENINO

El orgasmo femenino ha sido, por siglos, origen de curiosidad y controversia. La medicina ha reconocido su existencia recién a mediados del siglo XX.

El debate principal siempre ha girado en torno a la diferencia entre los orgasmos vaginales y los clitoridianos.

Ahora sabemos que algunas mujeres tienen orgasmos más fácilmente con la estimulación clitoridiana y otras los tienen más fácilmente con la estimulación vaginal. Es así de simple. Uno no es mejor que el otro, solo distintos.

ORGASMO VAGINAL Y CLITORIDIANO

Existen dos nervios diferentes que son responsables de los dos tipos de orgasmos distintos. El “nervio pudendo” que va al clítoris, y el “nervio pélvico” que va a la vagina y al útero.

Uno de estos nervios, el pudendotiene más terminaciones nerviosas, lo que puede explicar que un mayor número de mujeres tengan orgasmos clitoridianos. El hecho de que ambos nervios se unan en la médula espinal también podría explicar el hecho de que algunas mujeres tengan "orgasmos combinados”, procedentes al mismo tiempo del clítoris y de la profundidad de la vagina.

Hay dos factores que parecen influenciar el hecho de que una mujer tenga orgasmos vaginales: la fuerza de su músculo pubococcígeo (o músculo PC) y la sensibilidad de sus puntos G u otros puntos internos.

Las mujeres que tienen ambos tipos de orgasmos suelen ser capaces de diferenciarlos.

Durante la masturbación se experimenta un orgasmo clitoridiano que genera un aumento de sensaciones alrededor del área del clítoris y una sensación de “espasmo muscular”.

El orgasmo vaginal es una sensación que abarca y se relaciona con todo el cuerpo, genera olas de sensación más amplias

TOCARLE EL CLÍTORIS DURANTE EL ACTO SEXUAL

 

Aproximadamente un 70% de las mujeres necesitaban al menos un poco de estimulación en el clítoris para tener un orgasmo. El clítoris es el equivalente al glande masculino. Para la gran mayoría de los hombres, el glande es la parte más sensible de su anatomía sexual, de la misma forma que el clítoris lo es para la mayoría de las mujeres. Pedir a una mujer que tenga un orgasmo sin estimular su clítoris es como pedir a un hombre que lo tenga sin estimular su glande: puede hacerse pero se tarda mucho más tiempo.

Debido a esto hay posiciones, como la posición del misionero (el hombre arriba) donde a muchas mujeres les cuesta o no puedan tener orgasmos, ya que la parte más sensible de su anatomía (el clítoris) sólo recibe estimulación indirecta.

A veces el hueso púbico masculino roza con el clítoris o el recubrimiento del clítoris se aprieta contra él durante el coito, pero estos rozamientos fortuitos en ningún caso pueden sustituir a la estimulación directa con el pene, los dedos o la boca.

Muchas mujeres experimentan orgasmos durante el coito con mucha más facilidad si ellas, o sus parejas, también estimulan su clítoris. Los hombres suelen tener orgasmos mucho más rápidamente que las mujeres durante el coito (de dos a tres minutos frente a veinte), pero las mujeres pueden experimentar orgasmos tan rápidamente como los hombres cuando se masturban; probablemente porque son ellas mismas las que se estimulan el clítoris y saben lo que les gusta.

Una posición ideal para poder estimularlo es la hombre detrás de ella o ella encima, para tener las manos libres y jugar son su clítoris.

Algunos hombres (o mujeres) pueden pensar que usar las manos para estimular el clítoris de su pareja durante el coito es poco natural o excesivamente mecánico o un signo de debilidad. Pero la mujer disfruta realmente, e incluso prefiere un contacto con los dedos o la lengua porque le produce una sensación completamente diferente. Es erroneo pensar que es poco natural, mecánico o signo de debilidad, ya que casi tres cuartas partes de las mujeres necesitan de esta estimulación para obtener satisfacción sexual.

Los hombres que no están acostumbrados a usar sus manos durante el coito pueden necesitar un poco de tiempo para coordinar las caricias clitoridianas con los movimientos pélvicos. Con la práctica, esta coordinación se hace cada vez más fácil, especialmente si se ralentizan los movimientos pélvicos y se combinan con carisias.

Hay que tener cuidado de no concentrarse exclusivamente en el clítoris y perder la conexión con ella, y que los movimientos de la mano no se vuelvan mecánicos.

A medida que cada vez más mujeres han ido descubriendo su capacidad orgásmica (simple o múltiple) los hombres han sentido una presión cada vez mayor para satisfacer a su amante.

El deseo masculino de satisfacer a las mujeres es noble y necesario, pero la presión que lo acompaña no lo es y puede aumentar los sentimientos de ansiedad ya habituales entre los hombres. Esta presión mental puede generar que las mujeres finjan el orgasmo para agradar a sus parejas o para demostrarles que han quedado satisfechas.

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