Las dos atracciones del amor humano

 
Las dos atracciones del amor humano

Atracción del cuerpo versus atracción psico-emocional

La experiencia del amor pone en juego dos energías que, armonizadas y bien atendidas, convierte tal experiencia en fecunda y estable: la energía del cuerpo y la energía de la mente y de las emociones. Si ambas energías no logran integrarse y armonizarse en la vida de cada amante, es muy probable que aparezca el enemigo principal del amor: el hastío bajo la forma de aburrimiento.

La experiencia indica que la atracción ejercida por la belleza corporal que ostenta una persona cuya personalidad está dominada por una frivolidad que limita su modo de pensar y de sentir las cuestiones esenciales de la vida, con el tiempo el hastío se apodera de la relación y debilita y oscurece el encantamiento inicial.

Inversamente, la experiencia propia y ajena nos muestra que los atributos desfavorables de un cuerpo poco atractivo pueden verse realzados por los valores que embellecen la vida y el modo de pensar, de sentir y actuar de la persona. En este caso, la energía que proviene del modo de ser, de las emociones superiores y de la sensibilidad, le confiere a la persona un brillo que puede enamorar y permanecer de manera sólida en la convivencia y que, llegado el momento, podrá ayudar a superar los períodos de crisis y a iluminar los momentos de oscuridad o controversias propios de los amantes.  

 

Esto nos lleva a la siguiente conclusión: si bien la belleza corporal es la que primero ocupa el centro de atención, esa energía sufre, como todo cuerpo, un desgaste por saturación que no se presenta en los procesos dinámicos de la energía mental y psico-emocional. Es por eso que el amor es genuino cuando cumple las expectativas ligadas a condiciones de felicidad, armonía, comprensión y comunicación brindadas por las cualidades cognitivas y psico-emocionales de los amantes.

Se trata de amantes que, aún pasado el tiempo, todavía ejercen el arte de la seducción y han sabido vencer el virus de la rutina y la comodidad inercial. Son amantes cuyo arte radica en vivir cada día de manera creativa e innovadora, de estar en movimiento y sin dejar espacios para la fatalidad del aburrimiento.   

El desgaste por saturación es el desgaste que sufre la mirada al ver una figura que en la cotidianeidad se está presentando siempre de la misma manera por falta de gracia, de entusiasmo y de alegría. Cuando el cuerpo de una top model deja de provocar el impacto inicial en quien se deslumbró al verla por primera vez, seguramente ello está indicando que ese cuerpo quedó “abandonado” por el vacío de una vida sin contenido superador.

Aquí surge la gran paradoja de la belleza corporal: quedar abandonada y vacía a pesar del brillo esmerado de un cuidado superficial. Aquí radica la clave del hastío que los amantes experimentan después de un vínculo que estuvo centrado en el deleite de una atractiva corporeidad, pero desprovisto del soporte renovador de la energía espiritual, mental y psico-emocional.

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