Si no tienes suerte en nada, estas negativo, cansado, molesto y agitado…deberías leer esto!

 
Si no tienes suerte en nada, estas negativo, cansado, molesto y agitado…deberías leer esto!

El mal de ojo es un malestar generalizado que comienza por agitación, cansancio, y evidencias de una mala racha, sin motivo justificado, en todos los asuntos que estamos realizando, llevando a cabo o planificando; negatividad que va ‘in crescendo’ acumulando malestares y molestias. Asimismo suele ir acompañado de problemas físicos no habituales.

¿Cómo se produce esto?:

Esencialmente, a través de una asimilación o de un ‘contagio’ de energía dañina transmitida  por otra persona, ya sea  voluntaria o involuntariamente. Puede ocurrir que el provocador desconozca su propio poder y lo más seguro es que no sea consciente de sus propios deseos o envidias hacia los demás; pero eso no quiere decir que igualmente no sea el causante.

Ciertos síntomas son indicativos de mal de ojo provocado. En los niños, hay tres síntomas muy definidos:

  • Llanto continuo (sin haber causa aparente alguna).
  • Falta de apetito.
  • Insomnio (se suelen despertar por la noche).

Síntomas en personas adultas:

  1. Insomnio
  2. Pesadillas y sueños negativos repetitivos.
  3. Sobresaltos durante el sueño (se despiertan con sensación de azoramiento, aturdimiento y/o agobio).
  4. Pesadez y opresión en el pecho, ya sea dormido o despierto.
  5. Presión en la garganta por un sueño ocurrido en las últimas horas de la noche. Siempre en este caso el despertar es sobresaltado.
  6. Tensión nerviosa. Estado de nerviosismo y ansiedad generalizada; aunque hay que tener en cuenta que debe concurrir algún otro síntoma.
  7. Falta de energía. La persona se encuentra en un estado de energía bajísimo,  habitualmente cansado y agotado.
  8. Depresión.
  9. Mareos y vahídos.
  10. Mente confusa. Muestras de no comprender cosas simples, olvidos, sensación de embotamiento. Pérdida de memoria.
  11. Náuseas, vómitos y falta de apetito
  12. Inapetencia sexual.

Otros síntomas en muchas ocasiones son el experimentar tristeza, llanto, dolores de cabeza, estómago y espalda sobre todo. Tensión nerviosa y falta de concentración son características muy sintomáticas. A esto se añade que los médicos no encuentran en muchas ocasiones motivo justificado para estos estados; y evidentemente, a partir de ahí, ya tenemos el caldo de cultivo para que se sumen los problema de relación de pareja, con secuelas tales como la impotencia o inapetencia sexual. Los mareos, la pérdida de memoria, la desgana o el desinterés por la vida aparecen en escena, y como consecuencia llegan problemas laborales y económicos, bien sazonado todo ello con  disputas familiares. El resultado es una crisis personal, en la que lo más difícil es detectar la causa. En una palabra, la la persona ha perdido su vibración energética habitual y todo se viene en su contra.

El hecho de que todos tengamos uno o dos de estos síntomas no significa que estemos afectados por el mal de ojo; deben coincidir varias de todas estas características citadas; y así y todo, debemos cerciorarnos efectivamente y no quedarnos con ninguna duda de que el aojamiento se ha producido.

Cómo detectar el mal de ojo

Ante todo, se debe prestar mucha atención a cualquiera de los síntomas antes mencionados. Ellos  son los que nos van a indiciar que algo fuera de lo normal está ocurriendo. Una vez que ya hemos tomado conciencia de que coinciden muchos de los puntos mencionados, haremos una comprobación. Hay varios métodos o técnicas para ello.

3 métodos para detectar el mal de ojo:

1. Quemar sal gruesa (sal de mar)

 

Se debe preparar una pequeña cazuelita de barro o de metal, en la cual se echará alcohol y se le prenderá fuego. Según va ardiendo el alcohol, la persona que supuestamente tiene mal de ojo tomará puñaditos de sal gruesa (idealmente sal marina) y, pasándola por sus manos, la irá echando al fuego. Si el crepitar de la sal gruesa al irse quemando es realmente muy fuerte, esto indica que la persona tiene mal de ojo.

2. La sal que trepa

Se toma un plato, a poder ser de cobre, en el cual se echarán vinagre y unos puñados de sal gruesa. Dicho plato se pondrá debajo de la cama de la persona de la cual queremos saber si tiene mal de ojo. Transcurridos tres días, si la sal ha trepado por los bordes del plato, llegando a veces incluso a desbordarlo, esto significa que la persona tiene mal de ojo. Éste es el método o técnica que nosotros más recomendamos.

3. Agua y aceite

Será necesario tener a mano un vaso con agua limpia y un recipiente con aceite de oliva. Se utilizará un cabello como testigo, que se  colocará sobre la superficie del agua; o bien se escribirá el nombre completo de la persona en un papel y sobre el mismo se colocará el vaso con el agua. A continuación se vierten tres  gotas de aceite en el vaso de agua, rezando tres padrenuestros, uno por cada gota. Hecho lo anterior hay tres posibilidades de resultado:  a) que el aceite se hunda, lo cual implica la existencia real y absoluta del mal de ojo;  b) que el aceite flote disperso, lo cual implica que hay una posibilidad de que exista mal de ojo, pero no certeza total; y c) que el aceite flote agrupado, formando una masa compacta, lo cual nos da a entender que no hay mal de ojo en absoluto.

Cuando se ha detectado un mal de ojo, lo que la persona debe hacer es realizarse una buena limpieza, y a continuación, poner en práctica los rituales y técnicas de protección necesarias para no ser ojeada de nuevo y para que, si es víctima de tal acción, no vuelva a causarle efecto alguno.

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