LA LEY DEL CÍRCULO
La Ley de Círculo gobierna toda la Vida manifiesta, desde la más pequeña molécula hasta la mismísima Deidad. Cada expresión de vida está dotada con cierta cantidad de energía de acuerdo a sus necesidades y desarrollo, y, por tanto, se le da una oportunidad de vivir mejor con cada inhalación.
Sin embargo, puede que la mayoría de los seres humanos no entiendan que, al ser expresiones auto-conscientes de Vida, la Ley Cósmica los considera responsables por cada partícula de esta preciosa energía atraída desde el Corazón de Dios; ni que, por Edicto Divino, esta energía sea cargada con obediencia absoluta a la voluntad y comandos del hombre. Esta es la más alta expresión del Amor y Generosidad de Dios para con Sus hijos.
Esta Energía Lumínica es el canal a través del cual viajan las vibraciones. La distancia que cubre depende de la intensidad con la cual es proyectada, pero tanto en su viaje de ida como de vuelta a Casa, dicha Energía Lumínica obedece a la Ley de Círculo; y, si bien está ausente del aura del individuo que es responsable por su proyección, atrae a sí misma vibraciones que corresponden a su propia rata, de manera que para cuando completa su círculo y regresa a Casa, viene acompañada por una cantidad muy superior de la misma cualidad de vibraciones de pensamiento y sentimiento con que comenzó.
En el retorno de la energía de cualquier individuo nunca hay confusión alguna; cada onda retornante conoce indefectiblemente su propio generador, la Ley Cósmica es exacta. En el momento en que la energía retornante toca el aura de su proyector, se sedimenta (por así decirlo) y comienza a germinar semillas que producen una cosecha de acuerdo con su naturaleza. Si la energía saliente fue armoniosa y amable, el retorno al individuo será paz y abundancia. Si los pensamientos enviados fueron de una naturaleza discordante y perjudicial, entonces la cosecha para dicho individuo será correspondientemente amarga.
La Ley de Retribución, la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Círculo son sinónimos y se refieren al mismo aspecto de la Ley Cósmica. Si bien todo esto ha trabajado sin falla en sus consecuencias en las experiencias de la humanidad, los hombres no han aprendido a través de sus efectos que sería mucho más sensato y seguro vivir dentro de la Ley de Armonía hasta que el elemento Amor interno se haya desarrollado al punto en que quieran ceñirse al Amor en vez de a la ley.
Tomado del libro “El Séptimo Rayo” de Saint Germain