La pareja se conoce en el divorcio, los hermanos en la herencia, los hijos en la vejez y los amigos en los problemas
Cuando la adversidad ocurre de manera inevitable tiene un propósito: revelarnos quiénes están a nuestro alrededor.
La vida pone a prueba el amor y el compañerismo de todas las personas que nos rodean. Puede ser doloroso encontrarnos con malas intenciones que, en momentos favorables, jamás habríamos descubierto. Pero finalmente, cuando logras sanar la herida y miras hacia atrás, te das cuenta que era necesario conocer quién era de verdad tu pareja, familiar o amigo.
“Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano ¿Quién es capaz de comprenderlo?” (Jeremías 17:9).
El corazón humano a veces parece insondable, solo Dios sabe lo que trama una persona en lo más profundo de su ser. Pero tal y como el oro prueba la plata, Dios pone situaciones que permiten probar los corazones de las personas.
Es así como en los momentos de mayor dificultad, las personas muestran realmente quiénes son. Por eso, este sabio refrán que todos deberíamos memorizar: La pareja se conoce en el divorcio, los hermanos en la herencia, los hijos en la vejez y los amigos en los problemas.
Las personas son para ti la versión que muestran en tu momento de adversidad. Por supuesto, con esto no debes alentar los juicios en tu corazón ni categorizar a una persona como ‘mala’ a raíz de una mala acción. Recuerda que la vida no es de absolutos o en blanco y negro.
Todos pueden tener una actitud desacertada en un determinado momento, y para eso existe el perdón y la comprensión. Pero cuando una persona te muestra lo peor de sí de manera persistente en un momento doloroso de tu vida ¡Dios te está mostrando que debes alejarte!
Posiblemente, hasta ese momento, no sabías que estabas rodeado de buitres. En la adversidad puede que recibas de quienes menos esperas indiferencia, egoísmo, mezquindad o en el peor de los casos burlas. Sí, porque sorprendentemente descubrirás que hay personas a tu alrededor que disfrutan mucho ver que lo estás pasando mal.
Cuando llega la tempestad a nuestra vida, es maravilloso contar con el hombro de una pareja, el abrazo de un familiar o la palmada en la espalda de un amigo. Pero muchas veces la tempestad depura: prevalecen los amores genuinos.
Los que solo están por interés, cuando se dan cuenta de que ya no pueden obtener nada de ti, se van. Y los que se quedan cargados de malas intenciones y con mezquindad, deseas no haberlos conocido.
Tranquilo, aunque puede parecer doloroso, no te has dado cuenta que algo maravilloso está pasando en tu vida: Dios está limpiando tus afectos.
Jesús dijo:
“No den las cosas sagradas a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los hagan pedazos. No echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen” (Mateo 7:6).
Cuando se te revela la maldad en el corazón del otro, descubres que le has estado dando tus perlas a cerdos y todo tu afecto es pisoteado. Pero esta gran enseñanza te ayudará a amar de manera más consciente y a guardar el tesoro de tu corazón para quien realmente lo merece.